Expediente X

Cuando tenía 12 años mi madre decidió hacer obrón en casa y tuvimos que trasladarnos durante un par de meses a la casa de mis abuelos a 35Km de Madrid.
No recuerdo la hora a la que nos levantábamos, a mí me parecía muy temprano y mi padre hacía la ruta por la capital para dejar a mi hermana en el metro para ir a la universidad, a mamá en casa para supervisar a los obreros, a mí en mi cole, a mi hermano en el suyo y por último llegar a su trabajo a tiempo.
Uno de esos días solía llegar a mi destino como media hora antes de que empezaran las clases, así que saqué mis libros en mi sitio, recibía a mis compañeras que llegaban a cuentagotas hasta que vino la que se sentaba a mi lado, Marga, y me pidió que la acompañara al baño. Cuál fue mi sorpresa cuando al mirarme al espejo estaba toda despeluchada. No me había peinado! Qué despiste! Pero lo curioso es que ningún miembro de mi familia se dio cuenta y mis compañeras no me dijeron nada, aaaaaaaaay!

Cuento este prólogo porque ya me habría gustado levantarme aquel día como este domingo.
El sábado por la noche me duché y con el pelo medio húmedo me hice una trenza para que no me molestara el pelo al dormir, pero no la sujeté con goma en la parte final, y me acosté. Mi peque tocó diana, a la mañana siguiente, con dos horquillas y sin mirarme al espejo me cogí los mechones que tenía sueltos por delante y cuando me fui a lavar los dientes después de desayunar y me miré al espejo este fue el resultado:

Qué os parece?
Mis amigas dicen que siempre me levanto peinada (mentira) pero esto ya es pasarse, no?
De dónde ha salido ese tirabuzón? Si intento hacerme este recogido a propósito no me sale.
He de decir que ayer repetí los mismos pasos y esta mañana tenía el pelo como un churro y me lo he tenido que mojar, como siempre suelo hacer, para dar un poco de vida a mis rizos.
Espero no haberme pasado escribiendo pero me apetecía.

Hasta la próxima!